Un poeta perseguido por un enjambre humano, un gigante bueno pero arbitrario que envía a su sirviente –forzado a la servidumbre por un acto inenarrable– a conseguirle un traje con el que ser enterrado, y un santo eremita arrancado de su aislamiento y obligado a ejercer, aunque tenga que ocultarse por hacerlo; son juguetes estupefactos de la corriente incesante que los conduce a abandonar por su propio pie el personaje que creían y deberían ser, y a devenir "más de lo que esperaban, pero a la vez, y por eso, otra cosa de lo que esperaban". Ni fábula moral, ni vidas de santos, ni cuento popular. Estas formas breves, que están pobladas de flores podridas, insectos líricos, burgueses caníbales y ejércitos en guerra, aceptan sólo el adjetivo espiritual si se usa como neologismo, como algo que sirva para ocultar la estupidez de cada época. Encontramos en estos Tres cuentos espirituales –la obra más reciente de Pablo Katchadjian– todas las virtudes de su escritura, ese narrar con obstáculos, chapoteando en la paradoja para reasignar significados a la lengua más común, y –lo que nos entusiasma– esa voluntad de seguir y seguir, de huir siempre hacia delante.

Tres Cuentos Espirituales - Pablo Katchadjian

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Un poeta perseguido por un enjambre humano, un gigante bueno pero arbitrario que envía a su sirviente –forzado a la servidumbre por un acto inenarrable– a conseguirle un traje con el que ser enterrado, y un santo eremita arrancado de su aislamiento y obligado a ejercer, aunque tenga que ocultarse por hacerlo; son juguetes estupefactos de la corriente incesante que los conduce a abandonar por su propio pie el personaje que creían y deberían ser, y a devenir "más de lo que esperaban, pero a la vez, y por eso, otra cosa de lo que esperaban". Ni fábula moral, ni vidas de santos, ni cuento popular. Estas formas breves, que están pobladas de flores podridas, insectos líricos, burgueses caníbales y ejércitos en guerra, aceptan sólo el adjetivo espiritual si se usa como neologismo, como algo que sirva para ocultar la estupidez de cada época. Encontramos en estos Tres cuentos espirituales –la obra más reciente de Pablo Katchadjian– todas las virtudes de su escritura, ese narrar con obstáculos, chapoteando en la paradoja para reasignar significados a la lengua más común, y –lo que nos entusiasma– esa voluntad de seguir y seguir, de huir siempre hacia delante.