A lo largo de las páginas de Los puentes magnéticos, la voz de su narradora y protagonista va hilando con naturalidad lo trascendente y lo rutinario. Las escenas de los almuerzos familiares se funden con los encuentros sexuales, las clases de inglés se mezclan con el rodaje de una película independiente, una reunión de consorcio antecede a una sesión de pornografía en Internet. Las jerarquías narrativas se desdibujan para habilitarle al lector el acceso inmediato e íntimo a un personaje marcado por las secuelas de la desaparición de su padre y la inestabilidad de sus relaciones de pareja.

Al registro despojado que ya caracterizaba los anteriores libros de Ignacio Molina se agregan aquí las disrupciones de la dimensión onírica y una aceleración que lleva el ritmo de esta novela, de modo igualmente intencional y desprevenido, hasta el momento en que todo se transforma de manera definitiva.

Entre la pérdida y la ansiedad, la transgresión, el deseo y el pudor, la protagonista de Los puentes magnéticos atraviesa los días del mismo modo en que suele cruzar la ciudad en colectivo: por recorridos que se reiteran y, sin embargo, siempre se experimentan de forma diferente

Los Puentes Magneticos - Ignacio Molina

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A lo largo de las páginas de Los puentes magnéticos, la voz de su narradora y protagonista va hilando con naturalidad lo trascendente y lo rutinario. Las escenas de los almuerzos familiares se funden con los encuentros sexuales, las clases de inglés se mezclan con el rodaje de una película independiente, una reunión de consorcio antecede a una sesión de pornografía en Internet. Las jerarquías narrativas se desdibujan para habilitarle al lector el acceso inmediato e íntimo a un personaje marcado por las secuelas de la desaparición de su padre y la inestabilidad de sus relaciones de pareja.

Al registro despojado que ya caracterizaba los anteriores libros de Ignacio Molina se agregan aquí las disrupciones de la dimensión onírica y una aceleración que lleva el ritmo de esta novela, de modo igualmente intencional y desprevenido, hasta el momento en que todo se transforma de manera definitiva.

Entre la pérdida y la ansiedad, la transgresión, el deseo y el pudor, la protagonista de Los puentes magnéticos atraviesa los días del mismo modo en que suele cruzar la ciudad en colectivo: por recorridos que se reiteran y, sin embargo, siempre se experimentan de forma diferente