La primera edición en inglés de Fall River. Trece cuentos no reunidos fue publicada en 1994 por Academy Chicago Publishers. Los trece cuentos incluidos constituyen la fuente más importante para acceder a la obra temprana de la escritura de John Cheever y entender las raíces de toda su trayectoria literaria. Los cuentos fueron ordenados cronológicamente, y en cada caso se indica el nombre de la publicación y la fecha en la que fueron editados.”Hemos sido olvidados. Todo lo que sabemos no sirve para nada. Pero cuando pienso en mis tiempos por los caminos y en lo que hacía y en lo que ha sido de mí, rara vez pienso en todo eso con amargura. Hemos sido olvidados como viejas guías telefónicas o como almanaques viejos o como la luz de gas o esas grandes casas amarillas con cornisas y cúpulas que construían antes. Eso es todo. Aunque a veces me siento como si mi vida hubiese sido un fracaso total. Lo siento a veces por la mañana, mientras me estoy afeitando. Me pongo enfermo, como si hubiese comido algo que no me cayera bien, y tengo que bajar la navaja y sostenerme de la pared”.

Fall River. Trece Cuentos No Reunidos - John Cheever

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La primera edición en inglés de Fall River. Trece cuentos no reunidos fue publicada en 1994 por Academy Chicago Publishers. Los trece cuentos incluidos constituyen la fuente más importante para acceder a la obra temprana de la escritura de John Cheever y entender las raíces de toda su trayectoria literaria. Los cuentos fueron ordenados cronológicamente, y en cada caso se indica el nombre de la publicación y la fecha en la que fueron editados.”Hemos sido olvidados. Todo lo que sabemos no sirve para nada. Pero cuando pienso en mis tiempos por los caminos y en lo que hacía y en lo que ha sido de mí, rara vez pienso en todo eso con amargura. Hemos sido olvidados como viejas guías telefónicas o como almanaques viejos o como la luz de gas o esas grandes casas amarillas con cornisas y cúpulas que construían antes. Eso es todo. Aunque a veces me siento como si mi vida hubiese sido un fracaso total. Lo siento a veces por la mañana, mientras me estoy afeitando. Me pongo enfermo, como si hubiese comido algo que no me cayera bien, y tengo que bajar la navaja y sostenerme de la pared”.