Hay una publicidad de la tele que dice “La mejor inversión es viajar”. En ella se hace hincapié en que un gasto es una inversión. Sí, viajar es un gasto que algunos hacemos para conocer la Torre de Pisa o para dormir en un hotel al aire libre en el Amazonas –aunque un filósofo diga que cuando uno viaja lo hace solo para corroborar lo que supone que es el destino elegido. Dicen que el placer es puro gasto y que en el despilfarro radica la felicidad.

En el hotel cápsula, libro que reúne tres relatos de Lucía Puenzo, hay viaje y mucho. Hay travesías y experiencias dormidas que elegimos, al comprar el libro, con los ojos cerrados. Nos entregamos desde la primera página a lo inesperado, a lo absolutamente nuevo. Es que nos abandonamos al desconocimiento que es aventurarse en la mirada del otro.

Dicen que el cerebro muchas veces no distingue entre lo imaginario y aquello que llamamos “real”. Eso demuestra que un libro no es un engaño, no es un expedición de segunda. No conozco Japón pero estuve en una cabina-hotel, en el cuerpo de un viajero que ni alucinada imaginaría. Sentí olores que jamás hubiera elegido sentir. Me perturbé y salí ilesa. Ese mismo día estuve en Cuba –lo juro– y fui parte de un Festival de Cine. Pero describir lugares sería muy poco acertado ya que un viaje no es arrojar el cuerpo en un paisaje desconocido, tender una lona en la arena de una playa y esperar que pase algo diferente. Estos relatos son un éxodo de lo que uno cree que es. Son felicidad en tanto que en el momento de la lectura no podremos hacer negocios. No podremos ni siquiera sacarnos fotos que demuestren que realmente fuimos otros. Pero por suerte la experiencia siempre es compartible y este libro nos invita a viajar por los lugares increíbles de la mente de su autora.

Fernanda Laguna

En El Hotel Cápsula - Lucía Puenzo

$23.800
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Hay una publicidad de la tele que dice “La mejor inversión es viajar”. En ella se hace hincapié en que un gasto es una inversión. Sí, viajar es un gasto que algunos hacemos para conocer la Torre de Pisa o para dormir en un hotel al aire libre en el Amazonas –aunque un filósofo diga que cuando uno viaja lo hace solo para corroborar lo que supone que es el destino elegido. Dicen que el placer es puro gasto y que en el despilfarro radica la felicidad.

En el hotel cápsula, libro que reúne tres relatos de Lucía Puenzo, hay viaje y mucho. Hay travesías y experiencias dormidas que elegimos, al comprar el libro, con los ojos cerrados. Nos entregamos desde la primera página a lo inesperado, a lo absolutamente nuevo. Es que nos abandonamos al desconocimiento que es aventurarse en la mirada del otro.

Dicen que el cerebro muchas veces no distingue entre lo imaginario y aquello que llamamos “real”. Eso demuestra que un libro no es un engaño, no es un expedición de segunda. No conozco Japón pero estuve en una cabina-hotel, en el cuerpo de un viajero que ni alucinada imaginaría. Sentí olores que jamás hubiera elegido sentir. Me perturbé y salí ilesa. Ese mismo día estuve en Cuba –lo juro– y fui parte de un Festival de Cine. Pero describir lugares sería muy poco acertado ya que un viaje no es arrojar el cuerpo en un paisaje desconocido, tender una lona en la arena de una playa y esperar que pase algo diferente. Estos relatos son un éxodo de lo que uno cree que es. Son felicidad en tanto que en el momento de la lectura no podremos hacer negocios. No podremos ni siquiera sacarnos fotos que demuestren que realmente fuimos otros. Pero por suerte la experiencia siempre es compartible y este libro nos invita a viajar por los lugares increíbles de la mente de su autora.

Fernanda Laguna