El aceleracionismo es una herejía política: sostiene que hay deseos, tecnologías y procesos que el capitalismo hace surgir y de los que se alimenta, pero que no puede contener; y que es necesario acelerar estos procesos para empujar al sistema más allá de sus límites. Teniendo como antecedentes teóricos al notable  “Fragmento sobre las máquinas” de Marx, los volúmenes sobre capitalismo y esquizofrenia de  Deleuze y Guattari, y la ficción especulativa de autores como Samuel Buttler, William Gibson y J.G. Ballard (para quien “el futuro es una mejor guía para el presente que el pasado”), los aceleracionistas se preguntan cómo liberar las fuerzas productivas cautivas bajo la ideología neoliberal, para redirigirlas  hacia objetivos comunes. En este proyecto, la actual base material no necesita ser destruida, sino que es reapropiada como plataforma de lanzamiento hacia un futuro postcapitalista. Pues, ciertamente, aún no sabemos lo que un cuerpo tecno-social moderno puede hacer.

Desde la publicación en 2013 del “Manifiesto por una Política Aceleracionista”  de Alex Williams y Nick Srnicek estas tesis han sido adoptadas por un grupo convergente de nuevas iniciativas progresistas, al mismo tiempo que vehementemente contestadas por sus críticos. Este rico intercambio, que intentamos reflejar en la presente antología, tuvo la virtud de reactivar y actualizar un campo histórico de tensiones cuyo eje es la relación entre los efectos alienantes de la tecnología y el sistema de valor capitalista. A la desesperanza dominante en la izquierda contemporánea, que se consuela con la estridente denuncia o con la creencia autocomplaciente de que mantener una adusta crítica desde el refugio de la teoría o la “indeterminación” del arte constituye resistencia, el aceleracionismo contrapone una imagen especulativa de otros futuros posibles y un mapa cognitivo para la identificación de aquellos elementos de este sistema que pueden ser eficaces en una transición a esa otra forma de vida.

¿Es posible concebir a la inteligencia artificial, la biotécnica y el dinero virtual como algo más que medios de producción optimizados para la obtención de rendimiento económico? ¿Y en qué podría convertirse el concepto mismo de lo “humano” si algunas de estas potencialidades latentes, tales como la abolición de la necesidad de trabajar o la crisis de las categorías esencialistas de identidad, fueran liberadas al interior de un nuevo socius postcapitalista? Se trata de un debate fundamental a la hora de abrir nuevas perspectivas para las aventuras sociales y políticas por venir.

Aceleracionismo - Avanessian Y Reis (Comps.)

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El aceleracionismo es una herejía política: sostiene que hay deseos, tecnologías y procesos que el capitalismo hace surgir y de los que se alimenta, pero que no puede contener; y que es necesario acelerar estos procesos para empujar al sistema más allá de sus límites. Teniendo como antecedentes teóricos al notable  “Fragmento sobre las máquinas” de Marx, los volúmenes sobre capitalismo y esquizofrenia de  Deleuze y Guattari, y la ficción especulativa de autores como Samuel Buttler, William Gibson y J.G. Ballard (para quien “el futuro es una mejor guía para el presente que el pasado”), los aceleracionistas se preguntan cómo liberar las fuerzas productivas cautivas bajo la ideología neoliberal, para redirigirlas  hacia objetivos comunes. En este proyecto, la actual base material no necesita ser destruida, sino que es reapropiada como plataforma de lanzamiento hacia un futuro postcapitalista. Pues, ciertamente, aún no sabemos lo que un cuerpo tecno-social moderno puede hacer.

Desde la publicación en 2013 del “Manifiesto por una Política Aceleracionista”  de Alex Williams y Nick Srnicek estas tesis han sido adoptadas por un grupo convergente de nuevas iniciativas progresistas, al mismo tiempo que vehementemente contestadas por sus críticos. Este rico intercambio, que intentamos reflejar en la presente antología, tuvo la virtud de reactivar y actualizar un campo histórico de tensiones cuyo eje es la relación entre los efectos alienantes de la tecnología y el sistema de valor capitalista. A la desesperanza dominante en la izquierda contemporánea, que se consuela con la estridente denuncia o con la creencia autocomplaciente de que mantener una adusta crítica desde el refugio de la teoría o la “indeterminación” del arte constituye resistencia, el aceleracionismo contrapone una imagen especulativa de otros futuros posibles y un mapa cognitivo para la identificación de aquellos elementos de este sistema que pueden ser eficaces en una transición a esa otra forma de vida.

¿Es posible concebir a la inteligencia artificial, la biotécnica y el dinero virtual como algo más que medios de producción optimizados para la obtención de rendimiento económico? ¿Y en qué podría convertirse el concepto mismo de lo “humano” si algunas de estas potencialidades latentes, tales como la abolición de la necesidad de trabajar o la crisis de las categorías esencialistas de identidad, fueran liberadas al interior de un nuevo socius postcapitalista? Se trata de un debate fundamental a la hora de abrir nuevas perspectivas para las aventuras sociales y políticas por venir.